Mujeres que escogen «profesiones de hombres»

Desde el 8 de marzo de 1910, una Real Orden autorizaba a las mujeres a matricularse en cualquier universidad de nuestro país.
En el año 2017 se matricularon en las universidades españolas 715.201 mujeres frente a 592.260 hombres.

En la actualidad muchas mujeres optan por carreras que, hasta hace unos años, eran «profesiones de hombres».

Estudian derecho y son abogadas, fiscales o juezas; estudian medicina, biología, periodismo o criminología. Un dato muy curioso es que ya hay más magistradas que magistrados.

«Hay unos usos y costumbres paralelos al mundo laboral que los hombres abordan de forma diferente [comidas, reuniones]. Con más mujeres directivas habría más vida personal », dice la directora de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González.

«Muchas juezas de guardia se encuentran con detenidos decepcionados porque la juez sea una mujer», cuenta Natalia Velilla, miembro de la Asociación de Jueces y Magistrados Francisco de Vitoria.

En la actualidad ellas son las que más oposiciones aprueban. Velilla considera que son más estudiosas y ven en la oposición un trabajo «muy independiente, con bastante capacidad de cambiar la realidad, con reconocimiento social y en el que se puede conciliar».

Un cambio que no afecta a la aplicación de las leyes. La magistrada considera que «hay un techo de cristal doble. El primero, que las mujeres se postulan en menor medida. El segundo, que una vez lo han hecho, en raras ocasiones se las designa». Y añade: «El mundo de las relaciones profesionales es masculino».

Siete de cada diez nuevos estudiantes de Medicina son mujeres. Esa presencia femenina aún no ha llegado a los puestos de dirección de los centros sanitarios ni a los órganos colegiales que las representan.

La doctora Raquel Neira ha conseguido ocupar el puesto de gerente del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo en Madrid. «Dirijo un hospital, pero en la calle cuando se enteran que trabajo en sanidad asumen que soy enfermera», cuenta.

La directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Domínguez-Gil, es nefróloga y cuenta que en las reuniones de trabajo mientras que al resto de sus compañeros se les llaman doctores y por su apellido, ella es solo Beatriz.

«No sé si ocurre por machismo o porque soy una persona cercana», comenta la nefróloga Domínguez-Gil. «Que se feminice la medicina con buenas profesionales solo puede ser positivo. La sanidad se humanizará más», añade la doctora.

El diario ABC informa que «Elisa trabaja posiblemente en una de las profesiones más exigentes desde el punto de vista físico para la mujer y más masculinizada. Es bombera en el parque de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real). En la provincia solo hay otra mujer desempeñando el mismo oficio. En España, apenas 200 féminas se dedican a esta profesión de una plantilla de unas 21.000 personas».

Es importante acabar con los estereotipos de género en las profesiones, pero también es fundamental el registro de la jornada laboral.

Los profesionales de Kairos, expertos en gestionar todas las tareas de Recursos Humanos desde una misma plataforma, explican que este sistema garantiza el registro diario con el inicio y la finalización de cada trabajador.

El objetivo es acabar con la precariedad laboral, por lo que garantiza el cumplimiento de las pausas y los descansos de los trabajadores. Este sistema acaba con el abuso de las horas y la falta de remuneración.

Existen algunas excepciones que no es necesario este registro, como es el caso de los altos directivos, consejeros, personal con contratos mercantiles, los empleados del hogar, deportistas, artistas y autónomos.

También evita el absentismo laboral, porque al conocer la existencia del registro, los trabajadores estarán más pendientes de cumplir con el horario de trabajo.

Las empresas que no cumplan con la obligación de registrar la jornada pagarán multas desde los 626 a los 6.250 euros, dependiendo de la gravedad de la infracción.

También puede acarrear posibles demandas si se descubre que no han pasado doce horas entre el final de una jornada y el inicio de la siguiente.

El Estatuto de los Trabajadores no impone un modo de fichar, ya que la empresa buscará el sistema que mejor se adapte a las necesidades de los trabajadores.

Todos los datos del fichaje deben estar sometidos a la Ley Orgánica de Protección de Datos, sobre todo, aquellos que contemplen los datos biométricos o el empleo de una huella dactilar.

Este sistema reduce errores a diferencia de los sistemas manuales y conlleva un ahorro en tiempo, porque es intuitivo y rápido para acceder a la información.

¡Gracias a este sistema el trabajador conoce las horas extras, por lo que aumenta la productividad!

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