A veces, las situaciones que suceden en nuestro entorno laboral nos superan. Algunas afectan directamente a nuestra persona, haciéndonos sentir totalmente amenazados, aunque siempre podremos tener el valor de actuar para defendernos a nosotros mismos; sin embargo, hay veces en las que este tipo de situaciones negativas afectan a otra persona y nos ponen en un gran compromiso moral. Es el caso del acoso laboral o “mobbing”, el cual podemos detectar fácilmente a raíz de una serie de señales que muestra la persona que lo sufre o la persona que lo causa.
La mayoría de nosotros tenemos bien claro que no nos quedaríamos de brazos cruzados si algún miembro de la empresa para la que trabajamos se intentara propasar con nosotros, pero ¿Qué ocurre cuando nosotros no somos los afectados? ¿Está bien mirar para otro lado, sólo porque no nos está ocurriendo directamente a nosotros?
Lo primero que debemos pensar es que, si podemos identificar que un compañero o compañera está sufriendo acoso laboral, no podemos consolarnos con que no pasará de ahí; puede que en alguna situación futura la persona que acosa se centre en nosotros, o en alguna otra persona de la empresa, al darse cuenta de que nadie le paró los pies en su momento.
Sea como sea, la solución es clara: no debemos achantarnos nunca ante la sospecha de acoso, nos afecte directamente o no. Y a pesar de que la mayoría de las personas sienten inseguridad ante la idea de denunciar por miedo a ser despedidos, debemos entender que hoy día existen medidas intermediarias y soluciones efectivas que nos ayudan a tomar estas decisiones sin salir mal parados en el proceso.
Si quieres conocer un poco más acerca de este tema, no te pierdas este artículo.
Tipos de acoso laboral.
El acoso laboral puede manifestarse de diversas formas, algunas de las cuales incluyen:
- Acoso verbal.
Tendemos a relacionar la palabra acoso con el abuso sexual o el físico, pero no siempre se manifiesta así; los insultos, gritos, comentarios ofensivos, burlas o difamaciones dirigidas hacia una víctima en el entorno laboral también son acoso y pueden traer graves consecuencias psicológicas como las que veremos a continuación.
- Acoso psicológico.
Aquellos comportamientos destinados a intimidar, humillar, desacreditar o desmoralizar a la víctima, como ignorarla deliberadamente, aislarla socialmente o asignarle tareas imposibles de cumplir también son formas de acosar, y son totalmente denunciables.
- Acoso físico.
Cuando la cosa va mucho más allá y se realizan agresiones físicas, empujones, golpes o cualquier forma de contacto físico no deseado, los límites se superan de forma totalmente superior. Ante estos casos, hay que actuar inmediatamente.
- Acoso sexual.
Por otra parte, los comentarios, gestos, insinuaciones, proposiciones o comportamientos de naturaleza sexual no deseados también se consideran acoso, en este caso de tipo sexual, y sin duda crean un ambiente de trabajo hostil o intimidante.
Si notamos que nuestros compañeros están quedando con otros miembros de la empresa fuera del entorno laboral y no se sienten a gusto con esto, podrían estar sintiéndose amenazados por algún tipo de chantaje sexual demandado por sus superiores.
- Acoso laboral por discriminaciones varias.
Tratar de forma discriminatoria a un empleado debido a su género, orientación sexual, raza, religión, discapacidad u otras características protegidas por la ley también es acoso. La persona que lo realiza suele tener un perfil homófobo, racista o machista, así que estos indicios podrían darnos pistas sobre su personalidad que confirmen el acoso por completo.
- Acoso laboral digital (ciberacoso).
Muchas veces el acoso no se ve, pero también está ahí: en forma de correos electrónicos, mensajes de texto, redes sociales u otras plataformas digitales que se pueden usar para acosar, difamar o intimidar a un compañero de trabajo.
¿Cómo denunciar una situación de acoso sin perder nuestro empleo?
Como hemos mencionado anteriormente, ante la sospecha de cualquier tipo de acoso debemos denunciar, pero siempre con cabeza; debemos dar los pasos necesarios para protegernos a nosotros mismos mientras protegemos a nuestros compañeros, y no decirlo sin más. Para ello, podemos orientarnos siguiendo los pasos que te explicamos a continuación:
- Informa a los recursos humanos de la empresa.
Muchas empresas tienen políticas y procedimientos establecidos para abordar el acoso en el lugar de trabajo. Puedes hablar con el departamento de recursos humanos de manera privada y presentar una queja formal. Asegúrate de seguir los protocolos de denuncia de tu empresa y guarda copias de cualquier documentación que presentes.
- Utiliza canales de denuncia anónima.
Algunas empresas ofrecen plataformas online y canales directos de denuncias, para denunciar de forma anónima el acoso y otras conductas inapropiadas, como bien saben los expertos de Propós. Te recomendamos investigar si tu empresa cuenta con este tipo de recursos y si es así, utilízalos (si te sientes más cómodo manteniendo tu identidad en privado).
- Busca apoyo externo.
Si no te sientes seguro denunciando el acoso dentro de la empresa, considera buscar apoyo externo. Puedes contactar a un abogado laboral, un sindicato, una organización de derechos laborales o incluso a las autoridades competentes, dependiendo de la gravedad de la situación.
- Documenta todo.
Mantén un registro detallado de las señales de acoso que experimentes o presencies, incluyendo fechas, horas, testigos y cualquier evidencia física o digital relevante. Ten en cuenta que esto será bastante útil para tomar medidas legales en el futuro.
- Considera hablar con tu supervisor directo.
Por último, si te sientes seguro haciéndolo, puedes informar a tu supervisor directo sobre la situación de acoso. Sin embargo, si el acosador es tu jefe o si no confías en la capacidad de tu jefe para abordar el problema de manera adecuada, es mejor recurrir a otros recursos de denuncia dentro de la empresa.