La celulosa es un material de lo más sostenible. Contar con un buen aislamiento térmico en las viviendas, también lo es. Si combinamos la necesidad de aislamiento con la celulosa, obtenemos el tándem perfecto para gozar de una vivienda más sostenible, con los materiales más sostenibles. Aunque para muchos esto de aislar las viviendas con celulosa pueda sonar extraño, lo cierto es que se trata de una práctica bastante habitual. En los últimos tiempos, la celulosa se ha convertido en uno de los materiales más utilizados para procurar un aislamiento insuflado en las casas. Esto es, sin necesidad de obras engorrosas y en un periodo de tiempo muy corto.
Aun existiendo bastante información al respecto de este excelente material, a la gran mayoría les pasa desapercibido, por lo que conviene tener presente que la celulosa ha pasado a ser un material de lo más versátil y útil a la hora de elegir un aislamiento. Se trata de un material bastante económico que ofrece muy buenas prestaciones y cuenta con una buena calidad a la hora de proteger los hogares de las inclemencias del tiempo.
Con la finalidad de conocer los pormenores y las bondades de la celulosa como elemento indispensable para aislar un hogar, hemos consultado con Crear Sur que, como profesionales en el sector de las ventanas de PVC y el aislamiento, nos han facilitado toda la información necesaria sobre su fabricación y otras cuestiones. Lo cierto es que en realidad, se trata de un proceso bastante económico y sencillo de realizar desde el momento en el que se produce su fabricación. A la hora de utilizar el material resultante como elemento aislante, sirven los métodos más utilizados como el aislamiento insuflado.
Es de sobra conocido que décadas atrás, eran muchas las personas que utilizaban el papel de periódico para aislar su cuerpo del frio y mantenerlo caliente. Cuando los plumas y abrigos de piel no estaban al alcance de cualquiera, el papel era un recurso útil y barato que todo el mundo tenia a mano. Si olvidamos esa aparente fragilidad con la que cuenta el papel y su facilidad para convertirse en combustible, encontramos en la celulosa un excelente material aislante. Esto se debe a que la fabricación del mismo, es capaz de salvar esos inconvenientes.
Convertir el fino papel en una capa aislante
Básicamente, el aislante de celulosa, se fabrica mediante el triturado del papel para reciclar. Este papel, procede esencialmente del excedente de tiradas de los periódicos diarios. Con este excedente de periódicos triturado y una mezcla se sales de boro, se obtiene un material conocido como aislante de celulosa. Como se puede comprobar, se trata de un proceso sencillo y económico de realizar en el que no es necesario añadir demasiados elementos para obtener un material aislante de calidad.
Las sales de boro o bórax, normalmente utilizadas para proteger la madera, cuenta con unas excelentes propiedades fungicidas que evitan que prolifere el moho o las plagas de insectos. Además, ofrecen unas propiedades ignifugas considerables, puesto que al someterlas a un calor intenso se vitrifican, impidiendo que el oxígeno reaccione en el proceso de combustión con la celulosa. Otra de las virtudes de estas sales, reside en su inocuidad, lo que las convierte en seguras para las personas, animales o calidad del aire.
De forma generalizada, este producto aislante, se aplica proyectado, revistiendo mediante una manguera de proyección, paredes y techos. Sin embargo también es posible realizar un aislamiento insuflado, realizando pequeños orificios en las paredes o falsos techos, en los que se introduce una manguera con una cánula que permite rellenar los huecos de las paredes.
Tratándose como se trata de un material con grandes propiedades aislantes en cuestiones de arquitectura y edificación, no está de más, hablar de sus considerables ventajas. Entre las cuales podemos destacar su capacidad como aislante térmico, de la que venimos hablando. Gracias a su bajo coeficiente de conductividad, la celulosa, evita la transmisión de calor y tiene la capacidad de almacenar energía, equilibrando las temperaturas máximas y mínimas en verano, al tiempo que protege del frío en invierno.
Así mismo, se trata de un material higroscópico que absorbe el vapor del agua, lo que reduce notablemente las condensaciones y hace posible que la vivienda respire.
Las sales de bórax, aportan esas propiedades ignifugas tan esenciales, evitando la propagación del fuego y la generación de gases tóxicos. Además de proporcionar esas propiedades fungicidas ya mencionadas.
Por tratarse de una material de baja densidad, se logra una distribución homogénea que se adapta a cualquier cavidad, evita la creación de puentes térmicos y proporciona buenas propiedades como aislante acústico.
Todo esto, sin olvidar mencionar que se trata de un material que emite muy pocas emisiones de CO2 durante su proceso de fabricación, puesto que para la misma no es necesario utilizar mucha energía, convirtiéndolo en un material ecológico. No solo por la cuestión energética, también debido a que la materia prima utilizada procede del reciclaje y el producto obtenido, es altamente reciclable, biodegradable y compostable.
Mención aparte merece el cartón que, además permite la construcción de paredes y techos de gran resistencia y con excelentes propiedades como material aislante.
El mejor momento para aislar la vivienda con celulosa
Cada vez es más conocido el hecho de que aislar una vivienda es una de las inversiones clave para mejorar la eficiencia energética de la misma. En el caso de que te estés planteando aislar las paredes de tu hogar con celulosa, conviene tener presente cual es el momento más adecuado para realizar la operación. Al aislar la vivienda con celulosa, se logra mayor confort durante todo el año y ayuda a reducir el consumo energético, por lo que hay que hacerlo en el mejor momento y con las garantías necesarias.
Sabemos bien que el aislamiento con celulosa constituye una solución eficaz y efectiva a la hora de mejorar las condiciones térmicas de cualquier vivienda o edificación que lo requiera. De ahí que una adecuada planificación sea esencial para optimizar los beneficios que concede este aislante. Durante el invierno, el aislamiento va a evitar esa pérdida de calor, en tanto que en verano, impedirá la entrada del mismo. Razones más que evidentes para tener en cuenta que el mejor momento para realizar el aislamiento, debe hacerse en el momento adecuado para que se reduzcan al mínimo los tiempos de ejecución y las molestias generadas.
Por lo tanto, aprovechar la temporada baja para instalar el aislamiento, como la primavera o el otoño, permite mayor rapidez en el servicio. Esto se debe a que en estas estaciones, la demanda de aislamiento es menor que en otras épocas del año. Lo que nos lleva a evitar los extremos climáticos. Si la instalación se lleva a cabo en el momento en el que las temperaturas son moderadas, es más fácil asegurar que se realiza una aplicación más eficiente. Además de que una correcta planificación, antes de que llegue el frio o el calor extremo hace posible que se pueda disfrutar de los beneficios que ofrece sin interrupciones en el momento en el que los extremos térmicos llegan.
Como argumentan los profesionales del sector, las mejores estaciones para realizar la instalación de un aislante térmico como el de celulosa, son el otoño y la primavera. En estas épocas del año, las temperaturas son moderadas durante semanas, lo que permite trabajar en la instalación de manera más fluida y rápida. Lo que garantiza que la vivienda se encuentre totalmente preparada para afrontar esas inclemencias del tiempo en el momento que lleguen. No hay que olvidar que un buen aislante térmico en las viviendas hace posible minimizar el uso del aire acondicionado y la calefacción.
Otras cuestiones a tener en cuenta a la hora de elegir el momento de realizar la instalación, en estas épocas, redundan en aspectos prácticos. Por ejemplo, existe una mayor disponibilidad de instaladores para trabajar, debido a que la demanda es inferior y puede hacerse una planificación mejor con mayor flexibilidad en los tiempos. Al tiempo que la ejecución de la instalación será más rápida puesto que las condiciones meteorológicas son las adecuadas para trabajar.
Evidentemente, tener en cuenta estas consideraciones no quiere decir que realizar la instalación en verano o invierno no sea posible. Sin embargo hay que tener en cuenta que en estas épocas, contrariamente a lo que estamos comentando, es cuando la gente se decanta por realizar instalaciones de aislante térmico. Razón por la que aumenta la demanda del servicio y los instaladores no pueden ofrecer las mismas garantías en cuestiones de tiempo de ejecución y plazos de realización. Además de que en estas épocas, existe una tendencia a inflar los precios y tarifas lo que conlleva mayor gasto.
Para concluir, recordar que la celulosa es un material excelente como aislante térmico, con excelentes propiedades fungicidas e ignifugas, algo esencial para ofrecer las mejores prestaciones. Además de tratarse de un material de muy fácil fabricación e instalación, ecológico, sostenible y eficiente. Su aplicación es rápida y efectiva, lo que hace que a largo plazo, se trate de una inversión fácil de rentabilizar y no requiere de grandes obras para su instalación.